«Y Ahora ¿Quién Podrá Defenderme?» esta obra presenta una visión aérea imponente de un paisaje al borde del colapso. Paisaje sólido de una foresta interrogada conceptual y plásticamente en carmín, bajo el anuncio vaporoso de una tormenta. Estamos frente a una obra políticamente relevante, afectiva y efectiva en su articulación plástica de un desasosiego ecológico. Selva figurativa concebida con un gran dominio técnico y manejo impecable de los elementos formales: perspectiva, colorimetría, plasticidad y espacialidad.
En el díptico «Desfiguración Estética» se cuestiona, con un gran dominio técnico, el arte canónico, el marco museológico y la belleza del clasicismo académico. Presenta un derretimiento deformativo del retrato y transgrede los parámetros del arte y su institución.
«Paisaje» detallado y minucioso despliegue dibujístico en el que fluyen unos sobre otros seres antiguos, híbridos, metamórficos (entre la vida y la muerte, lo vegetal y animal, el cuerpo y el esqueleto). La obra integra formalmente la plasticidad del grafito y la resina logrando una convincente zoología fantástica.